La observación profunda que promueve el círculo de Ohno facilita la identificación de desperdicios y la generación de alternativas para, posteriormente, implementar la mejor solución. Esta herramienta está alineada con la búsqueda de la excelencia operativa de la manufactura esbelta.
El círculo de Ohno
El círculo de Ohno promueve la observación profunda de los procesos de un sistema productivo con el objetivo de identificar desperdicios y encontrar la manera de eliminarlos. Se comienza observando algún proceso, luego se reflexiona sobre las posibles mejoras, después se prueban algunas alternativas y, finalmente, se implementan las mejoras.
Probar antes de implementar reduce el riesgo y, al mismo tiempo, aumenta el potencial de éxito de las acciones. Antes de implementar un nuevo proceso, es recomendable realizar pruebas piloto que permitan identificar problemas y realizar los ajustes necesarios para una transición efectiva al nuevo proceso.
Observar los procesos y pensar por sí mismo
Al cuestionar los métodos actuales e idear posibles soluciones, se reta a los empleados a pensar por sí mismos. Se trata de identificar cualquier actividad que no agrega valor —desperdicios—. La técnica conlleva una inmersión en el lugar de trabajo, conocer cada paso del proceso.
Si se conoce el proceso mediante el que se fabrica una pieza, se podrán identificar los pasos innecesarios para eliminarlos, luego de ello, el proceso se habrá simplificado y requerirá menos recursos, en consecuencia, el nuevo proceso reportará ahorros.
Las prácticas arraigadas y obsoletas deben ser desterradas, el mensaje para las personas es claro: se valora la mejora continua y las soluciones ingeniosas.
El poder de la observación profunda: cuestionar, analizar y evaluar
Para desarrollar la observación profunda se requiere un enfoque crítico y analítico, se alienta a las personas a cuestionar pormenorizadamente el proceso productivo: la secuencia de las operaciones, la disposición de las estaciones de trabajo, el inventario de seguridad entre estaciones, el tamaño del lote, la ubicación de las herramientas, etc. De esta manera, se aprovecha el potencial de las personas, no hacerlo sería un desperdicio.
Siempre hay que cuestionar. Una interrogante es si las prácticas actuales se alinean con los objetivos de la empresa. El pensamiento crítico y la creatividad se conjugan para dar lugar a soluciones innovadoras.
Los datos son importantes pero el énfasis debe ser en los hechos
El círculo de Ohno pone el énfasis en la información de primera mano, no se debe depender únicamente de informes, métricas, gráficos, etc. Los directivos deben involucrase directamente en los procesos, presenciar los problemas personalmente, hay que ensuciarse las manos.
Las personas que están directamente involucradas en el proceso son las más competentes para identificar los desperdicios y proponer soluciones. Pero, el jefe de planta debe pasar mucho tiempo en el piso de la fábrica, los informes van un paso atrás en el tiempo. Sin embargo, todas las personas, sin importar su posición jerárquica, deben pasar tiempo observando los procesos.
La intención es que cada persona, —operadores y directivos— participen en la identificación y eliminación de desperdicios. El énfasis está en la observación directa y en la disposición para actuar. De este modo, las personas contribuyen directamente a la mejora de los procesos con los que trabajan cotidianamente.
Verificar los hechos en el escenario real
Es muy importante verificar los hechos en el lugar en el que suceden. Taiichi Ohno, ingeniero japonés, subrayaba la importancia de observar en el lugar de trabajo con el fin de comprender los procesos de manera profunda, solamente así es posible proponer y desarrollar mejoras.
La observación directa proporciona entendimiento sobre los matices y complejidades que no es posible distinguir en las métricas y gráficos de los informes. Las personas pueden tomar decisiones basadas en la realidad, lo que deriva en soluciones realistas.
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