La posición de una coma puede cambiar dramáticamente el sentido de una oración o expresión.
Por ejemplo, no es lo mismo «vamos a comer niños» que «vamos a comer, niños».
Los siguientes ejemplos muestran que una coma cambia el sentido de una oración.
- No me gusta leer. → No, me gusta leer.
- Vamos a comer niños. → Vamos a comer, niños.
- No tengo novia. → No, tengo novia.
- No queremos saber. → No, queremos saber.
- No espere. → No, espere.
- No tenga moderación. → No, tenga moderación.
- No huele a gas. → No, huele a gas.
- No queremos comer. → No, queremos comer.
- No me rendiré. → No, me rendiré.
- No falte mañana. → No, falte mañana.
- Carlos come helado. → Carlos, come helado. → Carlos come, helado.
- No tengo hambre. → No, tengo hambre.
En otros casos, la coma aparece innecesariamente, algo frecuente es que separe el sujeto del predicado:
- Luis, Francisco y Enrique, han ido al parque. → Luis, Francisco y Enrique han ido al parque.
O, que separen el complemento de la oración:
- Javier vendió su casa y su automóvil, para pagar sus deudas. → Javier vendió
Otro error es omitir las comas:
- El centauro del norte Francisco Villa comandó la División del Norte. → El centauro del norte, Francisco Villa, comandó la División del Norte