Selección de frases célebres cortas de Arthur Schopenhauer.
- Hay solamente un error congénito y es la noción de que existimos para ser felices.
- Bien puede decirse que la vida es un episodio que viene a perturbar inútilmente la sagrada paz de la nada.
- La vida es un negocio cuyos ingresos no alcanzan, ni de lejos, a cubrir los gastos.
- La filosofía muchas veces no reporta nada, pero siempre ahorra mucho.
- A excepción del hombre, ningún ser se maravilla de su propia existencia.
- Lo que la lluvia es para el fuego, eso es la lástima para la ira.
- El que no ama ya está muerto.
- El destino baraja y nosotros jugamos.
- La modestia es la virtud hecha para uso y consumo de los granujas, porque exige que cada cual hable de sí mismo como si lo fuese.
- Destino es el nombre que la gente suele dar a sus propias tonterías.
- Perdonar u olvidar significa echar por la ventana una ya preciosa experiencia.
- En nuestros países monogámicos, casarse significa perder la mitad de los derechos propios y doblar los propios deberes.
- El vulgo es tan ignorante que prefiere antes lo nuevo que lo bueno.
- La facultad de alegrarnos olvidando las preocupaciones es un gran regalo. No es el hombre quien mata al hombre es la aflicción.
- La alegría conserva la salud y la juventud del corazón.
- El silencio es el grito más fuerte.
- Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes el comentario.
- Cuanto más capaz sea el hombre de mostrarse gravemente serio, más alegremente podrá reír.
- El hombre ha hecho de la tierra un infierno para los animales.
- En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.
- Al que todo lo pierde le queda Dios todavía.
- Lo que me hace tan grata la sociedad de mi perro, es la transparencia de su ser.
- Si el placer de los sentidos no ocultase más que la satisfacción de una necesidad imperiosa, sería indiferente la hermosura o la fealdad del otro individuo.
- … la verdad se disfraza de ilusión para influir en la voluntad.
- Los últimos años de la vida se asemejan al final de un baile de máscaras en que se dejan caer las caretas.
- La vida es una guerra sin tregua y morimos con las armas en las manos.
- La misión del novelista no es relatar grandes acontecimientos, sino hacer interesantes los pequeños.
- Los hombres vulgares han inventado la vida en sociedad porque les es más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos.
- La vida no se nos ha dado para gozarla, sino para sufrirla, para pagarla.
- La vida es una perturbación inútil de la calma del no ser.
- La mujer representa una especie de capa intermedia entre el niño y el hombre.
- Rascar al hombre civilizado y aparecerá el salvaje.
- Todo hombre quiere llegar a viejo, es decir, a una época de la vida en que pueda lamentarse de las cosas que pasan y anunciar calamidades todavía mayores para el mañana.
- Toda felicidad es negativa; ninguna satisfacción puede durar.
- Nuestro mayor placer consiste en que se nos admire, y los demás no se prestan sino muy difícilmente a admirarnos, aunque su admiración nos parezca siempre justificada. Así resulta que el hombre más feliz es el que, no importa cómo, llega a admirarse sinceramente a sí mismo. Y mejor aún si sabe encontrar admiración en todo lo que los demás dicen de él.
- La personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna.
- El estilo es la fisonomía de la mente.
- Si tenéis motivos para sospechar que una persona os está diciendo una mentira, aparentad que creéis todas sus palabras. Esto le dará ánimos para continuar y se entusiasmará de tal manera con sus afirmaciones que acabará por traicionarse.
- La rebeldía es la virtud original del hombre.
- El intelecto es invisible para el que no lo tiene.
- Durante la infancia, la vida se presenta como una decoración de teatro vista de lejos; durante la vejez, como la misma decoración vista de cerca.
- Desear la inmortalidad es desear la perpetuación de un gran error.
- La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos.
- Nada contribuye a la alegría menos que la riqueza y nada contribuye más a ella que la salud.
- La arquitectura es una música congelada.
- La belleza es una carta de recomendación que nos gana de antemano los corazones.
- Las religiones, como las luciérnagas, necesitan de oscuridad para brillar.
- No hay nada en el mundo a que más indiscutible derecho tenga el hombre que a disponer de su propia vida y persona.
- El honor es la conciencia externa, y la conciencia, el honor interno.
- En la vejez se aprende mejor a esconder los fracasos; en la juventud, a soportarlos.
- Los escritores pueden dividirse en tres clases: estrellas errantes, planetas y estrellas fijas.
- La fe es como el amor: no puede ser impuesta por la fuerza.
- La causa de la risa no es otra cosa que la súbita percepción de la ignorancia entre un concepto y el objeto real.
- Para la inmensa mayoría, la vida es solamente una lucha por la mera existencia, con la certidumbre de que han de perder ésta al cabo.
- Entiendo por sabiduría el arte de hacer la vida lo más agradable y feliz posible.
- Genio: El que es capaz de ver la idea en el fenómeno.
- El cambio es la única cosa inmutable.
- La riqueza es como el agua salada; cuanto más se bebe, más sed da.
- Quien ha perdido la esperanza ha perdido también el miedo: tal significa la palabra desesperado.
- El hombre ordinario sólo se cuida de pasar el tiempo; el hombre de talento, de emplearlo.
- La gloria rápidamente lograda, pronto se desvanece.
- La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes.
- El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad.
- Aunque el mundo contiene muchas cosas decididamente malas, la peor de todas ellas es la sociedad.
- La ignorancia es desagradable cuando la acompañan las riquezas.
- No teniendo ideas que cambiar, se cambian cartas y se procura sacarse mutuamente los cuartos.
- La gente vulgar sólo piensa en pasar el tiempo; el que tiene talento… en aprovecharlo.
- La envidia es natural al hombre y sin embargo, es un vicio y una desgracia a la vez. Debemos considerarla como un enemigo de nuestra felicidad y procurar sofocarla como a un mal demonio.
- La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuanto se aburren.
- Nadie es realmente digno de la envidia.
- La superioridad de la inteligencia conduce a la insociabilidad.
- El amor a la vida no es en el fondo sino el temor a la muerte.
- La mujer paga su deuda con la vida, no por lo que hace, sino por lo que sufre.
- La religión es la obra maestra del arte de la educación de los seres, pues enseña a la gente cómo debe pensar.
- Cada nación se burla de las otras y todas tienen razón.
- Al tratar a la mayoría de la gente, no estará de más mezclar un poco de desdén: eso les hará apreciar más vuestra amistad.
- Hasta cuando se encuentran en la calle, las mujeres se miran una a otras como guelfos y gibelinos.
- El defecto fundamental del carácter femenino consiste en que no tiene sentido de la justicia.