Selección de frases célebres cortas de Friedrich Hebbel.
- Las alegrías que no comprendemos nos dan la impresión de espectros.
- Hay velas que lo alumbran todo, menos su propio candelabro.
- A las enfermedades que marcan el desarrollo de la humanidad se las llama revoluciones.
- Los grandes hombres son los infelices de la humanidad.
- No soy un águila, dice el avestruz, y todo el mundo admira su modestia.
- No puedes detener la primavera, pero la puedes aprovechar al máximo.
- ¡Ah, como ama el hombre cuando está separado de lo que ama por un imposible! Por el pasado.
- Vivo: es decir, me diferencio de todos los demás.
- En arte, el hijo instruye al padre; la obra, al maestro.
- Casos hay en que cumplir el deber es pecar.
- A menudo se echa en cara a la juventud el creer que el mundo comienza con ella. Cierto. Pero la vejez cree aún más a menudo que el mundo acaba con ella. ¿Qué es peor?
- Debemos obrar, no para ir contra el destino, sino para ir delante de él.
- No es oro todo lo que reluce: pero deberíamos añadir que tampoco reluce todo lo que es oro.
- Las gentes virtuosas desacreditan a la virtud.
- Hay algunos libros que leemos con la sensación de que damos limosna a su autor.
- El verdadero dolor es recatado.
- Más difícil que ser agradecido es no exagerar la pretensión a la gratitud.
- Sólo hay una necesidad: que el mundo exista. Cómo se acomode el hombre poco importa.
- No hay censura que no sea útil. Cuando no me hace conocer mis defectos, me enseña los de mis censores.
- Creer posible algo es hacerlo cierto.
- Nuestras virtudes son a menudo hijas bastardas de nuestros vicios.
- Somos tan pequeños como nuestra dicha, pero somos tan grandes como nuestro dolor.
- Cada nuevo amigo es un pedazo reconquistado de nosotros mismos.
- Te conocerás a ti mismo en cuanto empieces a descubrir en ti defectos que los demás no te han descubierto.
- La obstinación es el sucedáneo más barato del carácter.
- Los ojos son el punto donde se mezclan alma y cuerpo.
- Muchos no creen en nada, pero temen a todo.
- El hombre es un ciego que sueña ver.
- Sólo por el amor puede el hombre librarse de sí mismo.
- Si quieres saber lo que es la vida, pregúntate a ti mismo lo que es la muerte.
- Cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara, aunque no sea más que con el miedo a perderla.
- No honres con tu odio a quien no podrías honrar con tu amor.
- El asunto es el problema; la forma, la solución.
- Hay gente a quienes no se puede participar ninguna desgracia sin que enseguida nos participen ellas otra semejante.
- Se echa en cara a la juventud el creer que el mundo empieza con ella. Cierto. Pero la vejez cree aún más a menudo que el mundo acaba con ella. ¿Qué es peor?
- Gran parte de las experiencias que he hecho sobre mí mismo las hice observando las particularidades de los demás.
- Un prisionero es un predicador de la libertad.
- A más de uno que dice que la vida es breve le parece el día demasiado largo.