Te dejamos aquí una lista de frases célebres cortas sobre la desgracia.
- Acusar a los demás de nuestras propias desgracias es consecuencia de nuestra ignorancia; acusarse a sí mismo es comenzar a entenderse, no acusar ni a otros ni a sí, esa es la verdadera sabiduría. Epicteto
- Al desdichado las desgracias le buscan y le hallan, aunque se esconda en los últimos rincones de la tierra. Cervantes
- Al hombre le cuesta muy poco esfuerzo atraerse la desgracia. Menandro
- Ante la desgracia y el dolor, un poco de gracia y humor. Anónimo
- El destierro ilumina; la desgracia corrige. Victor Hugo
- El más desgraciado de todos los hombres es el que cree serlo. François Fénelon
- En las desgracias hay que acordarse del estado de conformidad con que miramos las ajenas. Epicteto
- Es la desgracia del hombre no contentarse nunca. Simón Bolívar
- Hablando de nuestras desgracias las aliviamos. Pierre Corneille
- Hay gente a quienes no se puede participar ninguna desgracia sin que enseguida nos participen ellas otra semejante. Friedrich Hebbel
- La desgracia abre el alma a una luz que la prosperidad no ve. Henri Dominique Lacordaire
- La desgracia de los hombres proviene siempre de que colocan mal su precaución y su confianza. Epicteto
- La desgracia destroza el carácter del hombre. Pero la maldad le hace más desgraciado. Muchos son desgraciados sólo porque son malos. A todos nuestra parte de maldad nos hace desgraciados. Fedor Dostoievski
- La mayor desgracia es merecer la desgracia. Jean de La Fontaine
- Las desgracias más temidas, de ordinario, son aquellas que no llegan jamás. James Russell Lowell
- Las desgracias son las lágrimas del alma. San Agustín
- Los desgraciados creen con facilidad que es o será cierto aquello, que ellos desean que ocurra. Séneca
- Los más desgraciados son los que lloran menos. Jean Baptiste Racine
- Los que nunca fueron desgraciados, no son dignos de su felicidad. Ugo Foscolo
- Ordinariamente las dichas han venido sin desearse; ordinariamente, las desgracias han sucedido sin temerse. Francisco de Quevedo
- Si llegas a ser desgraciado, ocúltalo para que tus enemigos no se alegren. Periandro
- Todos tenemos la fortaleza suficiente para soportar las desgracias ajenas. François de La Rochefoucauld