Selección de frases célebres cortas de Lao-tsé.
- El sabio no enseña con palabras, sino con actos.
- El sabio no tiene intereses propios, hace suyos los intereses del pueblo.
- Proyecta lo difícil partiendo de donde aún es fácil.
- El que todo lo juzga fácil encontrará la vida difícil.
- Gobierna mejor quien gobierna menos.
- El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla.
- El que mucho promete rara vez cumple su palabra.
- Si eres flexible, te mantendrás recto.
- Ser profundamente amado te da fuerzas, mientras que amar profundamente a alguien te da coraje.
- La travesía de mil millas comienza con un paso.
- Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda la vida.
- La perfección del que imparte órdenes es ser pacífico; del que combate, carecer de cólera; del que quiere vencer, no luchar; del que se sirve de los hombres, ponerse por debajo de ellos.
- Todo lo difícil debe intentarse mientras es fácil.
- Saber creyendo no saber, eso es lo excelso. No saber creyendo saber, eso es una enfermedad.
- No te quejes de sufrir, que así aprendes a socorrer.
- Comprender a los demás es sabio, comprenderse a uno mismo es estar iluminado.
- El sabio prefiere la izquierda. El soldado prefiere la derecha.
- Los esfuerzos del sabio se dirigen a tener satisfecha la vida, y no a tener muchas cosas. Y él, contemplándose con poco en el mundo material, escoge lo primordial.
- De los mejores gobernantes, los gobernados ni siquiera notan su existencia; después vienen los que son amados y alabados, luego los que son temidos.
- Quien pretende el dominio del mundo y mejorar éste, se encamina al fracaso. El mundo es tan sagrado y vasto que no puede ser dominado. Quien lo domina lo empeora, quien lo tiene lo pierde.
- Un buen caminante no deja huellas.
- Poseo tres cualidades preciosas que guardo en mí como un preciado tesoro: la primera se llama amor; la segunda modestia; la tercera se llama humildad.
- La religión es el fin de la virtud y la honestidad, el comienzo de la confusión; la fe es una esperanza o miedo muy colorida, el origen de la estupidez.
- Si practicas la equidad, aunque mueras no perecerás.
- El sabio no es complaciente. Para él los hombres son como perros de paja destinados al sacrificio.
- Gobierno imperceptible, pueblo feliz; gobierno solícito, pueblo desgraciado.
- La ausencia de deseos trae quietud, y el mundo se corrige por sí mismo.
- Los cinco colores ciegan al hombre. Los cinco sonidos ensordecen al hombre. Los cinco sabores embotan al hombre.
- La carrera y la caza ofuscan al hombre. Los tesoros corrompen al hombre.
- Si a un pueblo no le importa morir ¿de qué sirve amenazarlo con la muerte?
- El hombre sabio no acumula. Cuanto más ayuda a los otros, más se beneficia él mismo. Cuanto más da a los otros, más obtiene él mismo.
- El justo actúa no desatendiendo su propio interés; El religioso actúa para reproducir su propio interés.
- Quien tiene la virtud, se identifica con la virtud.
- La norma del cielo es retirarse después de acabar la obra y haber dado fama al propio nombre.
- Cuando el trabajo de un gran líder concluye, la gente dice: ¡Lo hicimos!
- Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes.
- El agradecimiento es la memoria del corazón.
- Toda acción provoca reacciones.
- En el mundo no hay nada más sumiso y débil que el agua. Sin embargo, en atacar lo que es duro y fuerte, nada puede superarla.
- Se instalan puertas y ventanas para la habitación, pero del vacío interior depende su utilidad. Ponemos atención en la apariencia, pero lo que realmente sirve es la esencia.
- Un gobernante sabio siempre se esfuerza para que la gente no tenga tentaciones y pasiones, y para que las personas, profundamente viciosas, no se atrevan a actuar.
- El buen hombre es el maestro del malo, y el mal hombre es la lección del bueno.
- El libro del estratega dice: No provoques la lucha, acéptala; es mejor retroceder un metro que avanzar un centímetro.
- Quien no es feliz con poco no lo será con mucho.
- Aquello que miramos y no podemos ver es lo simple.
- Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie.
- Conocer a los otros es sabiduría. Conocerse a sí mismo es sabiduría superior. Imponer su voluntad a los otros es fuerza. Imponérsela a sí mismo es fuerza superior.
- Lo más natural es hablar poco.
- Las palabras verdaderas no son agradables, y las agradables no son verdaderas.
- Cuando sobre la tierra todos reconocen la belleza como belleza, así queda constituida la fealdad.
- De los buenos líderes, la gente no nota su existencia. A los no tan buenos, la gente les honrará y alabará. A los mediocres, les temerán y a los peores les odiarán. Cuando se haya completado el trabajo de los mejores líderes, la gente dirá: “lo hemos hecho nosotros”.
- No valores las cosas difíciles de obtener, verás que nadie se entregará a la codicia.
- Mejor no llegar a llenar que llenar hasta el borde. Afila demasiado la hoja, y pronto se desafila. Acumula oro y jade, y nadie puede protegerlo. Consigue caudal y títulos, y vendrá desastre. El rico y orgulloso se pierde a sí mismo, y en consecuencia atraerá la desgracia. El hombre que surca el Sendero del Cielo se retira luego de finalizar su obra.
- Dios no recibe respuestas con palabras.
- Un árbol enorme crece de un tierno retoño.
- Todo pasa, sólo la serenidad permanece.
- Lo que tiene forma es igual a lo que no tiene forma, y lo que está vivo es igual a lo que reposa. Esta es la verdad sutil, no un invento religioso, pero sólo quienes ya están altamente evolucionados lo entenderán.
- Un buen guardián no necesita rejas ni cerrojos, y, sin embargo, es imposible abrir lo que él cerró.
- El que camina a grandes zancadas no irá muy lejos.
- El buen general vence, y allí se queda. Vence y no se jacta, vence porque es su deber.
- La moderación es la mejor virtud para gobernar a los hombres y servir al cielo.
- He aquí mis tres tesoros. Guárdalos bien. El primero es la piedad; el segundo, la frugalidad; el tercero, la negativa a ser la primera de todas las cosas bajo el cielo.
- Que el aliento vital te vuelva tierno y fresco como tierno y fresco es un niño recién nacido.
- El que sabe contentarse con lo que tiene siempre estará feliz.
- Poca fe se otorga a los que tienen poca fe.
- Se juzga según lo que se ve, lo que se mira, y se mira lo que se quiere. Por tanto, se juzga lo que se quiere.
- Aquello que para la oruga es el fin del mundo, para el resto del mundo se llama mariposa.
- Quien conoce a los otros es sabio. Quien se conoce a sí mismo es iluminado.
- La manera de hacer es ser.
- Entrar en la vida: ir hacia la muerte.
- En el centro de tu ser tienes la respuesta; sabes quién eres y sabes qué quieres.
- Para él sabio, no existe un yo por sobre el otro, y, por ello, nadie a quien elevar; ni cielo ni infierno y, por tanto, ningún destino.
- Hay que refinar la conciencia. Que el hombre se asemeje en esto a un bebé recién nacido. Si él se hace tan sutil, no va a tener errores.
- La excelencia de un gobierno no se juzga por su orden.
- Las armas del reino no se muestran al extranjero.
- Da y tendrás en abundancia.
- No quieras saber y no tendrás inquietud.
- Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe.
- Sólo zarzas y espinos nacen en el lugar donde acampan los ejércitos.
- El que sabe atar no usa cuerdas ni nudos, y, sin embargo, nadie puede desatar lo que él ha unido.
- De esta manera, existencia e inexistencia, lo difícil y lo fácil, lo largo y lo corto, lo alto y lo bajo permiten conocer lo uno y lo otro.
- Las armas son instrumentos de desgracia, no son instrumentos para el rey.
- Quienes aceptan al mundo, es porque no se ocupan de él. Quienes se ocupan del mundo, no lo aceptan tal cual es.
- Realiza lo grande partiendo de donde aún es pequeño.
- El que sabe no habla, el que habla no sabe.
- El que proyecta muchas cosas, encuentra muchos obstáculos para realizarlas.
- El soberano que se sirve de la razón para gobernar a los hombres no recurre al empleo de las armas contra sus súbditos.
- Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad.
- Que tu cuerpo y tu alma vital estén unidos en un abrazo sin separación.
- Lo débil y lo tierno vencen lo duro y lo fuerte.
- La sinceridad en las palabras acrecienta la confianza, la sinceridad en los pensamientos permite la profundidad del ser humano.
- Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser.
- El que domina a los otros es fuerte; el que se domina a sí mismo es poderoso.
- No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás.
- Con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras.
- El padre y el hijo son dos. La madre y el hijo son uno.
- El que está satisfecho con su parte es rico.
- El hombre vulgar, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener tanta prisa en terminarla.
- Vivir es llegar y morir es volver.
- Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte.
- Las cosas dulces de la vida superan a las amargas.
- Me observo a mí mismo y llego a conocer a otros.
- Saber cuándo tienes suficiente es ser rico.
- Regocijarse en la conquista es regocijarse en el crimen.
- El valor de un acto se juzga por su oportunidad.
- Si tú y yo discutimos y tú vences ¿Será acaso verdadero lo tuyo y falso lo mío?
- Haz que tu yo sea más pequeño y limita tus deseos.
- Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.
- Encuentro buenas a las buenas personas. Y encuentro buenas a las malas personas… si soy lo suficientemente bueno.