Adam Smith, economista y filósofo escocés. 1723 – 1790.
- ¿Qué mayor felicidad hay que la de ser amado y saber que lo merecemos? ¿Qué mayor desgracia que la de ser odiado y saber que lo merecemos?
- El hombre prudente no está dispuesto a someterse a ninguna responsabilidad que su deber no le imponga.
- El lenguaje es el gran instrumento de la ambición humana.
- El verdadero precio de todo, lo que todo realmente le cuesta al hombre que quiere adquirirlo, es el esfuerzo y la complicación de adquirirlo.
- En realidad, la atracción o el afecto no son más que simpatía de la costumbre.
- La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición.
- Ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz si en ella la mayor parte de los miembros es pobre y desdichado.
- No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés.
- No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados.
- Nunca te quejes de lo que en todo momento está en tu poder para liberarte.
- Si abordas una situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces.
- Todas las formas de gobierno son valoradas exclusivamente en la medida en que tienden a promover la felicidad de quienes bajo ellas viven.
- Un padre se ocupa más de diez hijos que diez hijos de un padre.