Selección de frases célebres cortas de Francis Bacon.
- El respeto de sí mismo es, después de la religión, el principal freno de los vicios.
- Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde.
- La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad.
- En la observación de la fuerza y la virtud y las consecuencias de los descubrimientos, nos damos cuenta de que en cualquier ámbito son notables la imprenta, la pólvora y el imán, pues estos tres descubrimientos han alterado la faz y el estado del mundo entero, de tal suerte que ningún imperio, ninguna secta, ni estrella, han ejercido fuerza mayor en los asuntos humanos que estos descubrimientos mecánicos.
- La ciencia es por sí misma poder.
- La discreción en las palabras vale más que la elocuencia.
- Miserable es el estado de ánimo de aquel que tiene pocas cosas que desear y muchas que temer.
- El cuerpo sano es el hospedaje del alma; el enfermo, su prisión.
- Para poder dar órdenes a la naturaleza hay que saber obedecerla.
- Un hombre inteligente se creará más ocasiones favorables de las que se encuentra.
- La severidad engendra el miedo y la aspereza el odio.
- En caridad no hay excesos.
- La antigüedad del tiempo es la juventud del mundo.
- Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas.
- Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; más si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas.
- El argumento se asemeja al disparo de una ballesta, es igual de efectivo dirigido a un gigante que a un enano.
- Sólo obedeciéndola se doblega a la naturaleza.
- Los Estados son grandes máquinas que se mueven lentamente.
- El hombre que se muestre solícito y cortés con un extranjero demuestra que es ciudadano del mundo.
- La belleza es como la fruta estival: fácil de corromper y de corta duración.
- El silencio es la virtud de los locos.
- Los descubrimientos ya logrados se deben al azar y a la experiencia vulgar más que a la ciencia.
- La soberanía del hombre está oculta en la dimensión de sus conocimientos.
- En materia de gobierno todo cambio es sospechoso, aunque sea para mejorar.
- La maravilla de un solo copo de nieve supera la sabiduría de un millón de meteorologistas.
- Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.
- No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente.
- La duda: la escuela de la verdad.
- Cuando el peligro parece ligero, deja de ser ligero.
- El conocimiento es poder.
- La bajeza más vergonzosa es la adulación.
- El papel más honroso en una conversación corresponde al que da la ocasión a ella, y luego al que la dirige y hace que se pase de un asunto a otro, pues así uno dirige la danza.
- Poca ciencia aleja muchas veces de Dios, y mucha ciencia conduce siempre a él.
- El egoísta sería capaz de pegar fuego a la casa del vecino para hacer freír un huevo.
- La verdad surge con más facilidad del error que de la confusión.
- El disimulo es una sabiduría abreviada.
- En lo que acción se refiere, el hombre no puede hacer otra cosa que aproximar o separar los cuerpos naturales; lo demás lo realiza la naturaleza.
- El hombre no es sino lo que sabe.
- El hombre tiene en sus propias manos el molde de su fortuna.
- Es tan natural morir como nacer.
- He meditado a menudo sobre la muerte y encuentro que es el menor de todos los males.
- El malo, cuando se finge bueno, es pésimo.
- Es un extraño propósito perseguir el poder y perder la libertad.
- Hay libros que pueden probarse y otros que se pueden tragar. Sólo algunos merecen ser masticados y digeridos.
- Los hombres jóvenes son más aptos para inventar que para juzgar, para la ejecución que para el consejo, para nuevos proyectos que para dirigir negocios ya establecidos.
- La virtud de la prosperidad es la templanza; la de la adversidad es la fortaleza, que en moral es la virtud más heroica.
- Los viajes son en la juventud una parte de educación y, en la vejez, una parte de experiencia.
- Quisiera vivir para estudiar, no estudiar para vivir.
- La felicidad de los grandes consiste no en sentirse felices, sino en comprender cuan felices piensan otros que han ser ellos.
- Las esposas son nuestras amantes en la juventud, nuestras compañeras en la edad madura y nuestras enfermeras en la vejez.
- La lectura forma al hombre; las conferencias lo alistan; y la escritura lo perfecciona.
- He preferido estudiar los libros que a los hombres.
- Es muy difícil hacer compatibles la política y la moral.
- Nada hace sospechar tanto a un hombre como el saber poco.
- Las conductas, como las enfermedades, se contagian de unos a otros.
- La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad.
- La fortuna lo hizo tonto, mientras que a ella la volvió hermosa.
- Es una triste condición tener pocas cosas que desear y muchas cosas que tener y sin embargo, tal suele ser el caso de los reyes.
- El requisito del éxito es la prontitud en las decisiones.
- Las democracias suelen ser más tranquilas y están menos expuestas a la sedición que el régimen gobernado por una estirpe de nobles.
- Poca filosofía aparta de la religión, mucha filosofía lleva a ella.
- Pide prudente consejo a los dos tiempos: al antiguo, sobre lo que es mejor; al moderno, sobre lo que es más oportuno.
- Nada se sabe bien sino por medio de la experiencia.
- La duda es la escuela de la verdad.
- La esperanza es un buen desayuno pero una mala cena.
- La antigüedad del tiempo es la juventud del mundo.
- Un joven en años puede ser viejo en horas, si no ha perdido el tiempo.
- Elegir el tiempo es ahorrar tiempo.
- Quien no aplique nuevos remedios debe esperar nuevos males; porque el mayor innovador es el tiempo.
- Los cocodrilos vierten lágrimas cuando devoran a sus víctimas. He ahí su sabiduría.
- La perfección de la propia conducta estriba en mantener cada cual su dignidad sin perjudicar la libertad ajena.
- La ocasión hay que crearla, no esperar a que llegue.
- Vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonándolo, se muestra superior a él.
- Un hombre representa siete años más al día siguiente del matrimonio.
- La envidia es el gusano roedor del mérito y de la gloria.
- Las personas deformes y los eunucos, los viejos y los bastardos suelen ser envidiosos porque el que no puede remediar su propio estado hará lo posible por dañar el de los demás.
- La muerte abre la puerta a la buena reputación y extingue la envidia.
- Mientras admiramos y exaltamos las facultades de la inteligencia humana, nos olvidamos de buscar sus verdaderos colaboradores.
- La fama es como un río que lleva a la superficie los cuerpos ligeros e hinchados, y sumerge a los pesados y sólidos.
- Los filósofos hacen leyes imaginarias para sociedades imaginarias, y sus discursos son como las estrellas, que dan poca luz por la altura a que se encuentran.
- Sin la amistad, el mundo es un desierto.
- La discreción es una virtud, sin la cual dejan las otras de serlo.
- Discreción en la oratoria es más que elocuencia.
- El tiempo es la medida de los negocios, como el dinero lo es de las mercancías.
- Escoger el momento es ahorrar tiempo.
- En los libros perdura la imagen del ingenio y del conocimiento de los hombres.
- La naturaleza está a menudo escondida, a veces dominada, raramente extinguida.
- El amor a la patria empieza en la familia.
- El dinero es como el estiércol; no es bueno a no ser que se esparza.
- El dinero es un buen siervo, pero mal maestro.