Selección de frases célebres cortas de Concepción Arenal.
- Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican.
- El amor vive más de lo que da que de lo que recibe.
- Hay un camino seguro para llegar a todo corazón: es el amor.
- La debilidad es lo último que el hombre confiesa y lo primero que tiene.
- Si la honradez no fuera un deber, debería ser un cálculo.
- La democracia, como la aristocracia, como todas las instituciones sociales, llama calumnias a las verdades que le dicen sus enemigos y justicia a las lisonjas de sus parciales.
- Es raro, muy raro, que nadie caiga en el abismo del desengaño sin haberse acercado voluntariamente a la orilla.
- La injusticia, siempre mala, es horrible ejercida contra un desdichado.
- El dolor es la dignidad de la desgracia.
- Entre los que son igualmente malos no hay paz si no es la impuesta por el miedo de alguno que es peor.
- ¿Los pobres serían lo que son, si nosotros fuéramos lo que debiéramos ser?
- Los grandes egoístas son el plantel de los grandes malvados.
- Las virtudes son hermanas que se abrazan estrechamente; cuando una cae, todas vacilan; cuando una se levanta, todas cobran ánimo.
- La sospecha es la combinación de la impotencia y de la perversidad humana.
- El tedio puede escuchar todas las voces tentadoras, tiene camino para todos los extravíos, y no hay aberración que un momento dado no pueda servirle de espectáculo.
- Un hombre aislado se siente débil, y lo es.
- Cuanto más se dividen los obstáculos son más fáciles de vencer.
- El hombre que se levanta es aún más grande que el que no ha caído.
- No es tan culpable el que desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa.
- Abrid escuelas y se cerrarán cárceles.
- Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie.
- Colectividad que no sabe pensar, no puede vivir.
- El llanto es a veces el modo de expresar las cosas que no pueden decirse con palabras.
- La sociedad no puede en justicia prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano.
- Todas las cosas son imposibles, mientras lo parecen.
- En muchos casos hacemos cosas por vanidad o por miedo, lo que haríamos por deber.
- Absurdo sería pedir al cálculo lo que puede dar la abnegación.
- La pasión para el hombre es un torrente; para la mujer, un abismo.
- Las malas leyes hallarán siempre, y contribuirán a formar, hombres peores que ellas, encargados de ejecutarlas.
- Todo poder cae a impulsos del mal que ha hecho. Cada falta que ha cometido se convierte, tarde o temprano, en un ariete que contribuye a derribarlo.
- El error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea.
- El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro.
- El pobre se arruina en el momento en que deja de ser sobrio.
- El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda.
- Sustituir el amor propio con el amor de los demás, es cambiar un insufrible tirano por un buen amigo.
- Proteger el trabajo es proteger la virtud, consolar dolores, arrancar víctimas al crimen y la muerte.
- El tedio es una enfermedad del entendimiento que no acontece sino a los ociosos.
- El amor es para el niño lo que el sol para las flores. No le basta pan: necesita caricias para ser bueno y para ser fuerte.
- La caridad es un deber; la elección de la forma, un derecho.