Selección de frases célebres cortas de Goethe.
- El hombre feliz es aquel que siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar.
- La sabiduría se halla sólo en la verdad.
- Ésta es la última conclusión de la sabiduría: la libertad y la vida se merecen si se las conquista todos los días.
- La libertad es como la vida, sólo la merece quien sabe conquistarla todos los días.
- Un hombre y una mujer verdaderamente enamorados es el único espectáculo de este mundo digno de ofrecer a los dioses.
- Las únicas armas que nos permiten obtener de la gente lo que queremos son la fuerza y la astucia. Dicen que también el amor es un arma de ese tipo, pero ello equivale a esperar los días soleados, y en la vida es necesario aprovechar cada instante.
- No pude menos que pensar, para mis adentros, en los engaños, en la gran cantidad y variedad de artimañas, en la diligencia con que el hombre agudiza su ingenio para engañar a los demás y de qué manera, a través de esas infinitas variaciones, se embellece el mundo.
- Es peligroso todo aquel que no tiene nada que perder.
- El que sabe aprovechar la ocasión, ése es el hombre oportuno.
- A bien con las mujeres, y a puñetazos con los hombres, y con más crédito que capital; así va el hombre por el mundo.
- Con más crédito que dinero; así va adelante el mundo.
- Mientras tiene aspiraciones el hombre se mueve en el error.
- El amor es el único juego que pierdes, simplemente por rehusarte a jugarlo.
- La alegría y el amor son las alas para las grandes obras.
- A veces nuestro destino semeja un árbol frutal en invierno. ¿Quién pensaría que esas ramas reverdecerán y florecerán? Mas esperamos que así sea, y sabemos que así será.
- El espíritu humano avanza de continuo, pero siempre en línea espiral.
- El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio.
- A las muchachas las amamos por lo que son; a los muchachos, por lo que prometen ser.
- El amor es siempre astuto y quien se fía de él resulta engañado.
- Cuando más desquiciada está la vida de la mente, más abandonada a sí misma queda la máquina de la materia.
- La belleza es indivisible; el que ha llegado a poseerla, antes de compartirla prefiere anonadarla.
- Todo aquel que aspira al poder ya ha vendido su alma al diablo.
- Si no pretendiéramos saber todo con tanta exactitud puede que conociéramos mejor las cosas.
- Todo aquel que aspira al poder ya ha vendido su alma al diablo.
- Los sentimientos delicados que nos dan la vida yacen entumecidos en la mundanal confusión.
- Puedo prometer ser sincero, pero no imparcial.
- La existencia dividida por la razón deja siempre un resto.
- La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma.
- Al entrar en sociedad deben cogerse las llaves del corazón y meterlas en el bolsillo; los que las dejan en su sitio son estúpidos.
- Asombro: lo más elevado a que puede llegar el hombre.
- Lo peor que puede pasarle a un hombre es llegar a pensar mal de sí mismo.
- La fidelidad es el esfuerzo de un alma noble para igualarse a otra más grande que ella.
- Las dificultades aumentan conforme se aproxima uno al fin.
- Feliz el que reconoce a tiempo que sus deseos no van de acuerdo con sus facultades.
- Bueno es tener la alegría en casa y no haber menester de buscarla fuera.
- El aburrimiento es una mala hierba, pero también una especia que hace digerir muchas cosas.
- El amor es una cosa ideal; el matrimonio, una cosa real; la confusión de lo real con lo ideal jamás queda impune.
- Nunca se desprende uno de lo que le pertenece, aunque lo tire o lo regale.
- Muchos hombres no se equivocan jamás porque no se proponen nada razonable.
- Se dice que las mujeres son vanidosas por naturaleza; es cierto, pero les queda bien y por eso mismo nos agradan más.
- Las palabras de aliento después de la censura son como el sol tras el aguacero.
- El hombre se cree siempre ser más de lo que es, y se estima menos de lo que vale.
- Cierto que en el mundo de los hombres nada hay necesario, excepto el amor.
- Amor mío, ¿quién osaría decir: “Creo en Dios”? Puedes preguntar a sacerdotes y sabios, y su respuesta no parecerá sino una burla dirigida al preguntador.
- Por grande que sea, llena de esto tu corazón, y cuando, penetrada de tal sentimiento, seas feliz, nómbralo entonces como quieras, llámale Felicidad, Corazón, Amor, Dios. Para ello no tengo nombre; el sentimiento es todo. El nombre no es más que ruido y humo que ofusca la lumbre del cielo.
- Verdaderamente, las chicas tienen no poco interés en que uno sea devoto y sencillo a la vieja usanza. Si a esto se allana, piensan ellas, también nos obedecerá de igual modo a nosotras.
- … estoy seguro, no podrás aborrecer nunca a quien tanto te ha idolatrado”.
- ¿Qué es el hombre, ése semidios ensalzado? ¿No le falta la fuerza cuando más la necesita? Y cuando abre las alas en el cielo de los placeres, lo mismo que cuando se sumerge en la desesperación, ¿no se ve siempre detenido y condenado a convencerse de que es débil y pequeño, él, que esperaba perderse en el infinito?
- Y aunque yo tuviera el alma llena de las más dulces sensaciones, no sabría hacer feliz a quien en la suya no tuviera nada.
- ¿Y quién es el primero? Yo creo que aquél cuyo ingenio controla al de los demás y por su carácter y destreza transforma las fuerzas y pasiones ajenas en artífices de sus deseos.
- ¡Oh, sí, mujer angelical…! ¡Quiero vivir… vivir para ti!
- … algunos casquivanos o majaderos se divierten y complacen en fingir familiaridad con el vulgo para hacerle sentir después su desprecio de manera asertiva.
- Si los hombres, una vez que han llegado a la verdad, no volviesen a retorcerla, me daría por satisfecho.
- ¡También las reglas destruyen el verdadero sentimiento de la naturaleza y la auténtica expresión!
- Al fin y a la postre el hombre no debe contar sino consigo mismo.
- Estar preocupado es ser inteligente, aunque de un modo pasivo. Sólo los tontos carecen de preocupaciones.
- No nos hacemos libres por negarnos a aceptar nada superior a nosotros, sino por aceptar lo que está realmente por encima de nosotros.
- Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo.
- Los genios son peligrosos para los talentos jóvenes, pues no hacen más que reproducirlos creyendo reproducirse a sí mismos.
- Todo se soporta en la vida, con excepción de muchos días de continua felicidad.
- Beneficiadme con vuestras convicciones, si es que las tenéis; pero guardaros vuestras dudas, pues me bastan las mías.
- Cuando uno es viejo tiene que hacer más que cuando es joven.
- Lo que no habéis heredado de vuestros padres, volverlo a ganar a pulso o no será vuestro.
- El niño es realista; el muchacho, idealista; el hombre, escéptico, y el viejo, místico.
- ¿Quieres ser invisible para las mujeres? Sé viejo. ¿Quieres ser invisible para los hombres? Sé pobre.
- Un hombre de noble corazón irá muy lejos, guiado por la palabra gentil de una mujer.
- No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer.
- Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente, pero de lo que está mal uno siempre es consciente.
- Cuando el hombre no se encuentra a sí mismo, no encuentra nada.
- Afortunadamente, el ser humano sólo puede comprender hasta cierto grado de desgracia; lo que va más allá, o lo aniquila o le deja indiferente.
- Ni aún el genio muy grande irá muy allá si tuviera que sacarlo todo de su propio interior.
- El talento se cultiva en la calma; el carácter se forma en las tempestuosas oleadas del mundo.
- Si yo pinto a mi perro exactamente como es, naturalmente tendré dos perros, pero no una obra de arte.
- Los sufrimientos serían menores entre los humanos sí éstos -¡sólo Dios sabe por qué fueron hechos así!- dedicasen su fantasía con menos ahínco en evocar el recuerdo de males pretéritos, antes que en hacer soportable un presente anodino.
- El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada.
- En toda cumbre hay tranquilidad.
- Podrían engendrarse hijos educados si lo estuvieran los padres.
- El hombre de acción es sin conciencia, sólo hay conciencia en el contemplativo.
- El hombre sólo se conoce a sí mismo por la acción.
- Lo más importante en este mundo, no es saber dónde estás, sino hacia dónde vas.
- El que quiere librarse de un mal sabe siempre lo que quiere; el que desea algo mejor de lo que tiene, ese está completamente ciego.
- No hablaríamos tanto en sociedad si nos diéramos cuenta del poco caso que hacen los demás de lo que decimos.
- Hay quien cree contradecirnos cuando no hace más que repetir su opinión sin atender la nuestra.
- Con el conocimiento se acrecientan las dudas.
- Lo que no comprendemos no lo poseemos.
- Vivir a gusto es de plebeyos. El noble aspira a vivir en un mundo ordenado y regido por leyes buenas.
- Lo que puedas hacer o soñar, ponte a hacerlo. La osadía está llena de genilidad, poder y magia.
- El cobarde sólo amenaza cuando está a salvo.
- El suicidio sólo debe mirarse como una debilidad del hombre, porque indudablemente es más fácil morir que soportar sin tregua una vida llena de amargura.
- Todas las épocas decadentes son subjetivas y por contra todas las épocas de progreso son objetivas.
- Cuando el corazón es bueno, todo puede corregirse.
- Haz lo que sea justo. Lo demás vendrá por sí solo.
- La ventaja se la lleva aquel que aprovecha el momento oportuno.
- Si la juventud es un defecto, uno se corrige muy pronto de él.
- Los pecados escriben la historia, el bien es silencioso.
- La felicidad nace de la moderación.
- Los perezosos siempre hablan de lo que piensan hacer, de lo que harán; los que de veras hacen algo no tienen tiempo de hablar ni de lo que hacen.
- Para conocer a la gente hay que ir a su casa.
- La multitud no envejece ni adquiere sabiduría: siempre permanece en la infancia.
- Los mejores placeres de este mundo no son completamente puros.
- Una aventura es siempre algo extraordinario para el que tiene el alma aventurera.
- Pensar es fácil. Actuar es difícil. Actuar como se piensa es lo más difícil de todo.
- Las pasiones son virtudes o defectos exagerados.
- Las grandes pasiones son enfermedades incurables. Lo que podría curarlas las haría verdaderamente peligrosas.
- Pensar y obrar, obrar y pensar es la suma de toda sabiduría.
- Cuando he estado trabajando todo el día, un buen atardecer me sale al encuentro.
- Una vida ociosa es una muerte anticipada.
- La juventud quiere mejor ser estimulada que instruida.
- Lo primero y lo último que se le pide al genio es amor a la verdad.
- Todo comienzo tiene su encanto.
- Sólo es digno de libertad aquel que sabe conquistarla cada día.
- Cada momento es único.
- Nada tan agradable como los principios del amor, cuando a ella le gusta aprender y a él le gusta enseñar.
- Si se quisieran estudiar todas las leyes, no habría tiempo material de infringirlas.
- El ejemplo noble hace fáciles los hechos más difíciles.
- La bondad es la cadena de oro que enlaza a la sociedad.
- Quien soporta mis defectos, es mi amo aunque sea mi criado.
- Es un gran error creerse más de lo que uno es, o menos de lo que uno vale.
- Se tiende a poner palabras allí donde faltan las ideas.
- Todo comienzo tiene su encanto.
- Sólo es digno de libertad aquel que sabe conquistarla cada día.
- Cada momento es único.
- Nada tan agradable como los principios del amor, cuando a ella le gusta aprender y a él le gusta enseñar.
- Si se quisieran estudiar todas las leyes, no habría tiempo material de infringirlas.
- El ejemplo noble hace fáciles los hechos más difíciles.
- La bondad es la cadena de oro que enlaza a la sociedad.
- Es un gran error creerse más de lo que uno es, o menos de lo que uno vale.
- Se tiende a poner palabras allí donde faltan las ideas.
- La inteligencia y el sentido común se abren paso con pocos artificios.
- Pensar es más interesante que saber, pero menos interesante que mirar.
- Somos todos tan limitados, que creemos siempre tener razón.
- Un hombre no aprende a comprender nada a menos que lo ame.
- Siempre se tiene tiempo suficiente cuando se emplea como es debido.
- Ciertos libros parecen haber sido escritos no para aprender de ellos sino para que se reconozca lo que sabía su autor.
- Es muy cierto que sólo el amor hace que el hombre necesite a sus semejantes.
- La noche es la mitad de la vida y la mejor mitad.
- La ley es poderosa, pero más poderosa es la necesidad.
- La claridad consiste en una acertada distribución de luz y sombra. Pensadlo bien.
- Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano.
- El amor y el deseo son las alas del espíritu de las grandes hazañas.
- La creencia no es el principio, sino el fin de todo conocimiento.
- El hombre no vive en el mundo nada más que una vez.
- Quien hace el bien desinteresadamente, siempre es pagado con usura.
- El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen.
- ¿Cuál es el mejor gobierno? El que nos enseña a gobernarnos a nosotros mismos.
- Al amar o alabar a un niño, no alabamos y amamos lo que es sino lo que esperamos que sea.
- Debe preguntarse a los niños y a los pájaros cómo saben las cerezas y las fresas.
- Aquel que cree en la inmortalidad debe disfrutar su felicidad en silencio, sin presumir de ello.
- ¡Cómo te pareces al agua, alma del hombre! ¡Cómo te pareces al viento destino del hombre!
- Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil.
- En la guerra, la fortuna es variable. Por eso, el guerrero prudente no debe menospreciar al enemigo.
- Cada hombre da vueltas alrededor de su pequeño círculo, como el gato que juega con su cola.
- Cuando a la bondad del alma se le une la belleza del cuerpo, todos se acercan al ser afortunado y se detienen ante él.
- El eterno femenino nos impulsa hacia arriba.
- Donde no hay mujeres no existen los buenos modales.
- La inteligencia y el sentido común se abren paso con pocos artificios.