Selección de frases célebres cortas de Voltaire.
- Las lágrimas son el lenguaje silencioso del dolor.
- He decidido hacer lo que me gusta porque es bueno para la salud.
- Hay que saber que no existe país sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas.
- No se puede desear lo que no se conoce.
- El trabajo aleja de nosotros tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necesidad.
- Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan.
- La escritura es la pintura de la voz.
- Cuando aquel que habla y aquel a quien le habla, ninguno de los dos entiende lo que significa, entonces podemos decir que eso es la metafísica.
- Un minuto de felicidad vale más que un año de gloria.
- No quisiera ser feliz a condición de ser imbécil.
- Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.
- En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad sobre la tierra.
- Si alguna vez ve saltar por la ventana a un banquero suizo, salte detrás. Seguro hay algo que ganar.
- Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo.
- Cambia de placeres, pero no cambies de amigos.
- Los males llegan volando y se alejan renqueando.
- Vale más intentar salvar a un culpable que condenar a un inocente.
- La tristeza es una enfermedad en la que cada paciente debe tratarse a sí mismo.
- La moderación es el tesoro más valioso que poseen los prudentes.
- Perdonar a nuestros enemigos sus virtudes es un milagro muy grande que hoy en día no se da ya.
- Señor, protégeme de mis amigos, que de mis enemigos me protejo yo mismo.
- El pobre carece de libertad, en todas partes es un esclavo.
- La gravedad mantenida constantemente no es más que la máscara de la mediocridad.
- Debemos distinguir entre hablar para engañar y callar para mantener reserva.
- La mejor manera para hacer que la gente hable bien de ti es hacerlo bien.
- Alabamos a un hombre cuando lo creemos vanidoso; le suplicamos cunado lo creemos débil.
- Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo.
- Los hombres jamás sienten remordimiento de aquello que tienen costumbre de hacer.
- El que sospecha invita a traicionarlo.
- La historia no es otra cosa que un cuadro de todos los crímenes y desgracias.
- Es imposible traducir la poesía. ¿Acaso se puede traducir la música?
- El arte de la guerra es como la medicina, siempre causando víctimas.
- El sentido común no es nada común.
- El placer mayor que un hombre de bien puede tener es el de dar gusto a sus amigos.
- La amistad es el casamiento del alma.
- Dios ha hecho al hombre a su imagen y semejanza, pero el hombre también ha procedido así con Dios.
- La belleza complace a los ojos; la dulzura encadena el alma.
- Y el rico y el pobre, el débil y el fuerte sufren igual los dolores de la muerte.
- El hombre actual ha nacido o bien para vivir entre las convulsiones de la inquietud, o bien en el letargo del aburrimiento.
- Cuando se ha perdido todo, cuando ya no se tiene esperanza, la vida es una calamidad y la muerte es un deber.
- Mi vida es un combate.
- Todo lo que se escribe es bueno, salvo aquello que aburre.
- Todo el mundo conocido, con excepción de las naciones salvajes, es gobernado por los libros.
- La virtud, estudio y la alegría son tres hermanos que no deben vivir separados.
- Una de las supersticiones del ser humano es creer que la virginidad es una virtud.
- La vida es un juego de azar.
- Las mujeres son como las veletas: sólo se quedan quietas cuando se oxidan.
- La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.
- No hay hombre más digno de estimación que el médico que, habiendo estudiado la naturaleza desde su juventud, conoce las propiedades del cuerpo humano, las enfermedades que le atacan y los remedios que pueden beneficiarle y que ejerce su arte.
- La única recompensa que puede esperarse del cultivo de la literatura es el desdén si uno fracasa y el odio si uno triunfa.
- Debemos amar a nuestro país, aunque nos trate injustamente.
- Yo me atengo a los libros antiguos, pues siempre me enseñan algo; de los nuevos aprendo muy poco.
- Debe ser muy grande el placer que proporciona el gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo.
- El amor propio es el instrumento de nuestra conservación. Se asemeja al mecánico de la reproducción del género humano: es necesario, nos causa placer debemos ocultarlo.
- La dicha no es más que un sueño, y el dolor la realidad.
- Yo conozco al pueblo: cambia en un día. Derrocha pródigamente lo mismo su odio que su amor.
- La providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.
- La vida es un círculo de dolores.
- La pesadumbre es una enfermedad en la que cada paciente debe tratarse a sí mismo.
- El deseo de agradar es al espíritu lo que el adorno a la belleza.
- Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido.
- Una buena imitación es la más perfecta originalidad.
- El primer rey fue un soldado afortunado; el que sirve bien a su patria no necesita antepasados.
- Sólo es posible afirmar en geometría.
- La geometría de Descartes es un método para dar ecuaciones algebraicas a las curvas.
- La democracia sólo parece adecuada para un país muy pequeño.
- Todo les sale bien a las personas de carácter dulce y alegre.
- La religión mal entendida es una fiebre que puede terminar en delirio.
- No hay quien comprenda mejor las verdades de la religión que los que han perdido la facultad de razonar.
- Para alcanzar nuestros propósitos es mejor que nos dirijamos a la pasión de los hombres, y no a su razón.
- Las pasiones son los vientos que inflan las velas del navío. Algunas veces le hacen hundirse, pero sin ellas no podrá navegar.
- ¿Hay alguien tan inteligente que aprenda de la experiencia de los demás?
- No hay verdad que no haya sido perseguida al nacer.
- Azar es una palabra vacía de sentido, nada puede existir sin causa.
- La amistad es el matrimonio del alma y este matrimonio está sujeto al divorcio.
- Siempre nos hallamos de acuerdo en dos o tres puntos que entendemos, y discutimos sobre dos o tres mil que no entendemos en manera alguna.
- Disfrutad de buena salud: sólo son jóvenes los que se encuentran bien.
- En la risa hay siempre una especie de alegría que es incompatible con el desprecio o la indignación.
- El que revela el secreto de otros pasa por traidor, el que revela el secreto propio pasa por imbécil.
- El miedo acompaña al crimen y es su castigo.
- Para conseguir la más pequeña fortuna, vale más decir cuatro palabras a la querida de un rey que escribir cuatro volúmenes.
- El hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar.
- Los amigos nos abandonan con demasiada facilidad, pero nuestros enemigos son implacables.
- Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento.
- Nuestro peor enemigo es el aburrimiento.
- ¡Qué cosa más pesada es llevar un nombre que se ha vuelto famoso!
- Los celos cuando son furiosos, producen más crímenes que el interés y ambición.
- La envidia daña al mismo envidioso.
- Quien no tiene toda la inteligencia de su edad, tiene toda su desgracia.
- No depende de nosotros el ser pobres, pero sí depende de nosotros el hacer respetar nuestra pobreza.
- El que tiene miedo de la pobreza no es digno de ser rico.
- El primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil.
- El placer da lo que la sabiduría promete.
- Un gran secreto del goce de la vida consiste en abandonar el placer, manteniendo así la posibilidad de volverlo a gozar.
- La razón me dice que Dios existe, pero también me dice que nunca podré saber lo que es.
- Dios está siempre del lado de los batallones más fuertes.
- Conviene siempre esforzarse más en ser interesante que exacto; porque el espectador lo perdona todo menos el sopor.
- El secreto de aburrir a la gente consiste en decirlo todo.
- La civilización no suprime la barbarie, la perfecciona.
- Una falsa ciencia hace ateos; una verdadera ciencia prosterna al hombre ante la divinidad.
- Había mucha más imaginación en la cabeza de Arquímedes que en la de Homero.
- Toda la grandeza de este mundo no vale lo que un buen amigo.
- El que sólo es sabio lleva una vida triste.
- La religión y la moral ponen un freno a las energías de la naturaleza, pero no las destruyen. El borracho encerrado a medio jarro de sidra por cada comida, ya no se emborrachará, pero no por ello dejará de gustarle el vino.
- Piense por usted mismo y otorgue a otros el privilegio de hacer lo mismo.
- Quien se venga después de la victoria es indigno de vencer.
- El castigo de los criminales debe ser compulsorio; cuando a un hombre lo ahorcan no sirve para nada.
- El no ser bueno más que para sí, es no ser bueno para nada.
- El orgullo de los mediocres consiste en hablar siempre de sí mismos; el orgullo de los grandes hombres en no hablar nunca de ellos.
- El arte de la medicina consiste en mantener al paciente en buen estado de ánimo mientras la naturaleza le va curando.
- La probabilidad de hacer el mal se encuentra cien veces al día y la de hacer el bien, una vez al año.
- Aquel que es demasiado pequeño tiene un orgullo grande.
- Amistad, don del cielo, deleite de las grandes almas; amistad, cosa que los reyes, que tanto se distinguen por su ingratitud, no tienen la dicha de conocer.
- Casi todo lo que se relaciona con la vida humana depende de la probabilidad.
- Cuando se trata de dinero todos son de la misma religión.